Jesús Cánovas Martínez. Es filósofo y escritor. Nació en Hellín.
Jesús, está publicando desde 1989 ( 35 años) que son muchos años.
POESIA:
A la desnuda vida creciente de la nada (1989)
Kirye Elison (1994)
Estridularia (1999)
La luz herida (1999)
Fanal de la aventura (2000)
Transluminaciones y presencias (2005)
Otra vez la luz, palomas (2015)
Convocada Soledad (2018)
Soy de tierra, también de cielo y canto.
Elemental tratado poético de oración (2020)
NARRATIVA
Dulcísimas hebras de oro (2009)
El Quinto Camino (2016)
Aires del Sur. Primera tanda (2017)
Aires del Sur . Segunda tanda ( 2017)
Aires del Sur. Tercera tanda (2018)
El Baboso (2022)
Yo he leído muchos de sus libros y es sencillo, de fácil comprensión y como no tienen muchas páginas se leen fácil y rápido.
A Jesús le gusta escribir la narrativa en tono irónico. Es bueno intentar arrancar sonrisas.
El viernes, 14 de Junio de 2024 a las 20.00 horas en El Soldadito de Plomo, en la calle Príncipe de Vergara, 1 de Cartagena presentó su libro publicado recientemente (2024) .
Su gran amigo Antonio Hernández Moreno, hizo la presentación del libro
TODA MI VIDA MATANDO TONTOS Y AHORA VOY Y ME CONVIERTO EN UN CONSPIRANOICO y otros relatos del encierro.
Nos encontramos con el decimosexto libro del escritor Jesús Cánovas Martínez, hellinero de nacimiento, murciano de adopción y residente en Cabo de Palos, publicado por la editorial Círculo Rojo.
El libro nos ofrece catorce relatos aunados por el hilo conductor de la pandemia de la Covid 19, pero en realidad se trata de una novela coral en la que cada texto es un capítulo que nos conduce al interior del ser humano, con sus luces y sus sombras; con sus miserias.
Jesús nos plantea un escenario distópico cuyo comienzo ya nos adelanta el objetivo último de los relatos: “Escribo para el futuro, para que alguien encuentre estas cuartillas y sepa qué ocurrió en otro tiempo, en un pasado; también para entretenerme, para distraer el horror”. El horror que supuso el confinamiento, la incertidumbre, el miedo, la sospecha y la duda que nos invadió a todos en aquellos terribles 100 días en los que el mundo se detuvo.
Dentro de ese mundo distópico que aparece argumentado en el primer relato, hay un párrafo que destacaría por su contundencia, por su verdad: “La comunidad científica de una determinada época ha marcado el paradigma a que deben someterse las ideas consideradas aceptables de las que no, y que a los disidentes de la oficialidad se las ha solido perseguir, no importando que más tarde se admitiera que habían sido adelantados a su tiempo, incluso genios, y no locos”.
De esta forma magistral nos vamos adentrando como en un laberinto, en un circo de los horrores, en los relatos. Conoceremos a Maru, a Juan, a Don Periquito y a sus hijas, al viejo anarquista que se siente tentado de coger la metralleta para acabar con tanta gentuza. También a antiguos conocidos como la Grulí Mochuelar y Cagarrutio.
El autor, con un lenguaje afilado con el cuchillo de la ironía y que no huye de las expresiones coloquiales, incluso escatológicas, no deja títere con cabeza y nos realiza una certera disección de los problemas que en aquellos momentos nos acuciaron: el tema de las vacunas, el de las residencias de ancianos o el trato que sufrieron, y sufren, los mayores por parte de las entidades bancarias. Nada se escapa a su acerado escalpelo.
Su prosa ágil está al servicio de la función comunicativa y logra despertarnos una sonrisa o a veces una carcajada, pero hay más, mucho más, una ácida reflexión de la sociedad actual cuyas contradicciones emergieron, como siempre sucede en las situaciones de crisis, con más virulencia durante la pandemia.
Los relatos nos dejan a veces un sabor amargo: El hombre es una cuerda tendida ante un abismo, nos espeta en El viejo conspiranoico de la calle de la Trifulca, otras, una atmósfera ominosa nos oprime el espíritu como en Se estrecha el círculo.
Ante toda esta sinrazón en la que emerge la parte más vulnerable o más irracional del ser humano, un capítulo nos eleva el alma mostrándonos el amor más puro y desinteresado que existe, el de los animales. En Cuanto lo quiero, el narrador se transmuta, y es la gatita Lucy (un personaje real) la que nos cuenta la entrañable y amorosa relación que estableció con el autor y de la que puedo dar fe. El texto es de una gran belleza y destila ternura. Quizás sea este el relato que nos permite reconciliarnos con nuestra dimensión más humana, a mi juicio, la del amor por los animales.
En resumen, el libro Toda mi vida matando tontos y ahora voy y me convierto en un conspiranoico, no dejará a ningún lector indiferente. Sería imposible. Aconsejo leerlo con mesura, penetrando en cada uno de los párrafos, reflexionando y aprehendiéndolos. Creo que esta es la intención comunicativa del autor. A mi juicio, lograda a la perfección.
Jeannine Alcaraz fue mi compañera en el Colegio Hispania durante 40 años. Además de poetisa ha sido una gran profesora de inglés y francés. Celebramos nuestra jubilación el mismo día. Le tengo un gran aprecio
ResponderEliminarMuy agradecido por tu reportaje , Laly. Recoge lo esencial de la velada. Un fuerte abrazo.
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